martes, 31 de agosto de 2010

Elmer!!

Mis leales y fieles seguidores, siervos de Dios, buenas tardes. Nos hemos reunido en este santuario para que yo, Elmer, su máximo líder, os hable acerca de lo que me ha sido revelado esta tarde por nuestro único y magno Dios, en uno de las centenares de mis sacras experiencias con la carne de Oveja.
Vosotros, mis fieles, tenéis acceso a todas las experiencias a través de las cuales Dios plasma su mensaje, y revela asimismo su intención de que la Palabra sea escuchada por el Elegido, por su Elegido, y luego oída por todas las personas en la faz de la tierra. Vosotros, mis fieles, habéis oído la Palabra, habéis comprendido la Palabra, habéis entendido el mensaje que trae la Palabra y habéis asimilado todo lo que ha dicho nuestro Dios en la Palabra de la carne de Oveja, la única palabra cierta, y la única que nos hemos comprometido a seguir al pie de la Letra.
Mi experiencia sucedió de la siguiente manera: Luego de que hubiera yo probado el Alimento sagrado, sentí como se abría paso entre la carne y llegaba a mi alma. Un fuego ardía en mi pecho y todo se volvía blanco. Dios abría los cielos y entraba por el techo del Comedor sagrado. Puso sus pies en el cuarto vistiendo su túnica blanca, esa túnica de lana tan blanca como el Sol visto a través de una lupa, me miró con sus imponentes ojos, que irradiaban amor y orgullo infinitos, pero a mí me hacían sentir un respeto que pasaba a miedo y sólo pude postrarme ante Él. Sin mover sus labios, me dijo “La Oveja fluye por todo tu ser” y prosiguió con una frase tan simple como significativa “Mis hijos y tus hijos no serán sino de luz.” Una pausa eterna continuó a sus palabras. Se alzó lentamente, pero yo solo trataba de comprender su frase. Cuando Dios dejó la Habitación, estaba extremadamente oscura. Tuve que estrujarme los ojos, como vosotros pudisteis ver, para que pudieran aceptar la ínfima luz del Mundo Natural.
Su Palabra quedará registrada eternamente en vuestra memoria, mas Su mensaje deberéis entenderlo a cabalidad, y acción que realicéis, cada idea que cruce vuestra mente deberá pasar por la Suya: “Mis hijos y tus hijos no serán sino de luz.” Y ahora, en mi labor de Elegido, os explicaré cuál es el Mensaje divino.
Sus hijos somos todos nosotros, sois todos vosotros, mortales, quienes habéis aceptado a Dios en vuestra vida, y habéis obedecido fielmente a la Carne de Oveja y su Palabra, la que os ayudará a alcanzar ese algo que todos deseáis, ese algo que Dios os puede dar, ese algo y mucho más, felicidad, virtud, paz y amor en vuestros corazones. Él os iluminará y alcanzaréis la Ovinidad, siempre que vuestra vida sea la correcta, la que Dios ha querido y os ha revelado. Mis hijos, nuestros hijos, los hijos que tengamos mientras llevemos la Palabra en nuestro corazón, no serán sino de luz, Su luz, la luz divina, la Gracia de Dios, que alumbrará su vida, los llevará por el camino correcto, y hará que sus deseos más profundos puedan ser concedidos por Su mano.
La Palabra es sagrada y lo sabéis. La Carne de Oveja es sagrada y lo sabéis. Y sabéis que solamente yo, Elmer, puedo ingerirla, dejar que entre a mi cuerpo y someta todos mis sentidos al poder Divino. Pero sabéis también que obligar y prohibir son la voluntad del Demonio; en palabras de Dios: “Un pastizal es tu corazón. No saltarás el cerco pues no fui yo quien lo clavó.” La Carne es sagrada, insisto, mas si osáis probar la Carne, las penas del infierno no gravarán en vuestros hombros, pero no veréis lo que yo he visto, no oiréis lo que he oído, Dios no os visitará, tal no es su voluntad. Y cuando se desvanezca vuestra Fe, os desearé suerte allá afuera, pues suerte será todo lo que tendrán. Veréis cómo el hijo le escupe a su Padre, cómo la mujer olvida a su hijo, cómo el hombre, cegado y ensordecido por Lucifer mata a su hermano y a su hermana, viola a su hijo y a su hija, baila en el camposanto y patea la tumba de sus ancestros. Allá afuera, las personas mueren en sus propias manos, y en manos de sus hermanos, como la Oveja solía ser muerta en manos del Hombre, no como ahora, sino a sangre fría, como antes de la Primera Verdad, antes de la Revelación. Si osáis probar la Carne, no veréis lo que yo he visto, veréis lo que nadie debería ver, veréis lo que el Demonio quiere que veáis, y os volveréis el lobo que ataca por placer, el maldito lobo que obra por la voluntad de Barrabás, que se arrepiente de noche y lo olvida de día, cada día hasta su muerte. Mis fieles, no perdáis la Fe. Lo ruego por vosotros.
Para terminar, les recordaré cómo comenzó nuestra iluminación, cómo nos dio a conocer Dios la Verdad, el camino correcto y sagrado. La frase más importante de su Revelación: “La Oveja fluye por todo tu ser,” para luego decir: “Elmer, hijo mío, la Verdad será oída por quien haya creído antes de ver, pero sólo tú la verás. La Oveja está en ti. La Oveja ha limpiado tu corazón. Ve al mundo para que los mortales conozcan mi Palabra, y sean iluminados por mi luz.”
Mis fieles, leales siervos de Dios, muy buenas tardes, y Dios os bendiga.

domingo, 22 de agosto de 2010

Trivia:

El libre albedrío nació por parto anal.

jueves, 5 de agosto de 2010

bulla360.cl

Ayer fui al partido de la U. Fuimos en auto, nos sentamos lejos de los pocos flaites que habian y donde se veían los dos arcos. Tuve los audífonos puestos todo el partido.
Cuando terminó, la gente salió tranquila y ordenada del estadio, nadie corriendo y vendían pan con palta.