domingo, 7 de agosto de 2011

En su propia trampa

El robo de autos es uno de los crímenes más comunes. Es más común en las comunas de Las Condes y Vitacura (...). Este es Juan Perales, uno de los ladrones de autos más buscados por la PDI. Ha sido imputado una vez por robo con sorpresa y siete por robo de autos (...). Hoy haremos que sienta la misma decepción que han sentido los dueños de los autos que ha hurtado. Hoy haremos que Juan caiga... en su propia trampa.

Hemos dejado un Kia Santa Fe del año estacionado con las llaves puestas en este lugar. Es un lugar estratégico pues cinco de los robos que efectuó se realizaron en esta cuadra. Sabemos que llegará en cualquier momento.

Han pasado dos horas y Juan no aparece. Tenemos que ser pacientes. Es necesario que esperemos aquí sin movernos para no levantar sospechas.

Llevamos ocho horas sin rastro de Juan. Está comenzando a oscurecer, pero tenemos la certeza de que llegará en cualquier momento.

Estamos en la hora quince y hemos divisado a un individuo con las mismas características que Juan Perales. Nuestra atención está totalmente sobre él. Está caminando por la misma calle en que dejamos el auto-carnada. Se acerca al auto. Lo está mirando. Parece que se dio cuenta que tiene las llaves puestas. Está tomando una piedra y sí, rompió el vidrio. Está entrando al auto. Está dentro del auto y comienza a hacerlo andar... no parte, lo intenta de nuevo... ahí está, lo hizo andar. Está comenzando a irse, iniciamos la persecución.

Lo seguimos bien de cerca. Vamos a esperar a que se baje del auto para increparlo y sacarle en cara todos los delitos que ha cometido, para que sienta lo mismo que han sentido sus víctimas.

Lo hemos perdido de vista. Entramos a un estacionamiento y le perdimos el rastro. Estos son los riesgos que corremos al tenderle una trampa a un delincuente así, pero así es este negocio, a veces se gana y a veces se pierde. Sin embargo, el auto que Juan hurtó tenía un as bajo la manga.

Así es, cuando Juan abra la guantera, descubrirá una nota que le dejamos y se dará cuenta que el auto que robó no tenía el estanque lleno. Hoy, una vez más, hemos hecho que un delincuente cayera... en su propia trampa.

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