jueves, 28 de agosto de 2014

Sí, ahora hago confesiones.

Más que una confesión, quiero que lean esto como un aviso. Es de un hombre que se baja en Elisa Correa como a las 7. No podría decir qué es lo que hace, o sea, las veces que lo he visto nunca le han dicho nada, pero lo que hace es que entre trinidad y san jose de la estrella siempre se cambia de puerta (o se queda en el pasillo), y cuando el tren llega a san jose de la estrella, se baja casi toda la gente que iba en esa puerta.

Lo he visto al menos tres veces este mes, la segunda vez traté de indagar un poco y cuando el hombre se cambió de puerta, me pasé a esa puerta y no sentí nada raro. Pensaba que podía ser un un peo extra fuerte que se tiraba, pero no sentí ningún olor ni ruido ni nada así de raro. Y aún así, casi toda la gente que iba en esa puerta se bajó. Quedó un asiento libre y me senté, pero noté que tenía algo raro y no me di cuenta hasta que me bajé en protectora. Era que cuando me senté, el asiento estaba frío. No frío frío, pero a temperatura ambiente, y alguien recién se había parado de ahí. Como si el trasero de esa persona nunca se hubiera apoyado.

Puede que lo que haya visto del hombre haya sido pura sugestión, igual yo soy así de ver series de detectives y de leer creepypastas, e igual tendría sentido. Les digo esto porque el hombre del que les hablo es bien alto. De los que se agachan para entrar en el vagón. Sería muy raro que nadie se haya dado cuenta antes. O puede que sí. La gente lo mira cuando se cambia de puerta, pero no sabía si pensaban igual que yo, o si solo pensaban "puta el weon alto". Al menos hasta ayer.

Ayer fue la tercera vez que vi al hombre. Ya tenía un plan de acción flojamente preparado. Me bajé con el tumulto de gente en san jose de la estrella, y luego entré por la puerta en donde estaba él. Lo miré un segundo a la cara y noté que era increíblemente simétrica. O al menos eso pensé antes de darme vuelta y colocarme delante de él. Parte de mí no creía que pasaría nada raro, la otra parte estaba temblando como un colibrí prepúber.

Cuando llegamos a elisa correa, sentí que tenía zapatos de cemento. No podía moverme de ninguna manera, se me olvidó respirar por un momento, pero eso paró cuando sentí una mano que rozaba mi hombro, y una voz que decía "permiso". Su voz tenía un acento entre gringo y español, era grave, muy grave, y no era forzado. Con el doble de las fuerzas que tengo en mi cuerpo me moví del lugar y salí por la puerta, caminé dos pasos y me detuve.

Estuve parado en el andén poco más de un instante, mientras miraba la sombra del tren que se alejaba en dirección a sótero. El hombre ya había avanzado hacia la escalera, y antes de pensar cualquier cosa, lo comencé a seguir. Caminaba cinco o siete pasos detrás de él, hasta que llegamos a la pasarela que va al cuasimall. Conozco esta parte (la copec, el maxiahorro, el pseudo mall) bastante bien, y decidí guardar un poco más de distancia. El hombre entró en el estacionamiento del paseomall, y entré cuando él iba llegando al bci. Luego de que pasó el local donde se paga la luz, se metió a una calle a la izquierda, donde no lo podía ver. Caminé un tanto más rápido, llegué a la vitrina del local y miré a donde debería haber estado el hombre. No había nadie. Me di la vuelta y tampoco estaba. Me detuve un momento. Suena el vidrio. El hombre estaba detrás de la vitrina. Me miraba fijamente. Comencé a correr hacia la copec, y algo me toma el brazo. El hombre estaba en la vereda conmigo y me dice al oído: "Mi...".

Por alguna razón solo podía fijarme en su acento británico, entre todas las cosas solo podía pensar en eso. Ni en cómo el tiempo se había detenido, ni en cómo su cara era espantosamente simétrica, ni el dolor que sentía en el brazo. Me vuelve a hablar y dice: "Mi... nombre..." y recobré la conciencia por un instante. Se me cayó el mundo, sentía toda la sangre de mi cuerpo se iba a mis pies y a mis ojos, y antes de perder el aliento me vuelve a hablar, y me dice al oído: "Mi nombre",
"es bobby",
"jackson",
"tengo diecisiete años",
"reconocido como el mejor ",
"de los detectives",
"pero unos hombres",
"me obligaron a tomar",
"una droga",
"así fue como me",
"convertí en conan blassy",
"a pesar de ser un niño",
"mi inteligencia es",
"la de un joven normal",
"y para mí no hay",
"un caso difícil",
"de resolver",

Le pregunté que pensaba del doblaje, y me dijo que era una de las mayores mierdas que había escuchado. Ahora somos amigos.

sábado, 23 de agosto de 2014

mcd(a,b,c) = mcd(a,mcd(b,c))

Sea r = mcd(b,c). Por definición, r|b, r|c y cualquier número p que divida a b y c es tal que p|r (1). Sea d = mcd(a,mcd(b,c)) = mcd(a,r). De nuevo por definición, d|a y d|r, y cualquier número e que divida a a y r es tal que e|d (2). Como r|b y r|c, por transitividad d|r implica que d|b y d|c. (3)

Sea q un número que divide a a, b y c. En particular, q divide a b y c, luego por (1)q|r. Ahora tenemos que q|a y q|r, luego por (2), r|d. (4).

Por (3) tenemos que d divide a a, b y c, y por (4) tenemos que cualquier numero q que divida a a, b y c, también va a dividir a d. De esto sigue que d es el mcd entre a b y c. mcd(a,b,c) = mcd(a,mcd(b,c)).

Nota: a|b se lee "a divide a b" y quiere decir que b es múltiplo de a.